Daniela piensa que ser agradecidos y humildes es muy importante, por eso hoy nos trae el cuento de su autoría: “El príncipe y la sapa”
Erase una vez un príncipe elegante, alto, mono y de ojos verdes, que vivía en una choza y jugaba con una pelota hecha de trapos, donde todos los vecinos se burlaban de él, aunque el seguía siendo amable, bondadoso, humilde, comprensivo y a todos miraba igual.
Un día jugando futbol a la orilla de un riachuelo dejo caer su balón, y en ese momento sus compañeros se alejaron dejándolo solo, triste y preocupado por salvar lo único que lo acompañaba: ¡su balón!
Y cual sorpresa, cuando en el fondo del riachuelo, apareció una sapa asquerosa, escamosa, inmunda, de color verde, ojona y de labios rojos, patas diminutas que asomándose a la orilla le dijo de la manera mas grosera y mal educada, con la altivez y arrogancia que la caracterizaba:
¿Qué le pasa? ¿a que vino?¿por que juegas en mi territorio?¡vete, príncipe de la nada!
El príncipe educadamente le dijo: ¿señorita sapa me puedes hacer el favor de devolverme mi pelota de trapo?
Y ella antipática le dice: Ja, ja, ja, dizque una pelota de trapo ¿acaso no sabes que todo lo que cae acá es mío?
El príncipe suplicándole para que le entregase la pelota le prometió invitarla a su choza para que ella viera que era un niño huérfano.
Ella accedió entregándole la pelota y fue así como llego el día que fue a visitarla sapa a aquel niño, y asombrada de su pobreza se sintió sucia, y esta sapa asquerosa y espantosa no hizo mas que criticar aquella choza, la comida, el dormitorio y todo lo que allí había.
Cuando de repente un colibrí dándole un picotazo en su cara de sapa esta se convirtió en una linda y preciosa princesa, se enamoro de aquel niño huérfano y así aprendió a querer lo poco que el tenia, y así convivieron en esa choza, con su pobreza, y el pobre niño aguantando las cantaletas de aquella tan asquerosa y altiva princesa se resigno por siempre.
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